Una fotógrafa desnuda frente a los estereotipos de Occidente
Por: Marta Rodríguez - África não é um país
Una mujer, negra, con un largo y decoroso vestido blanco y un sombrerodel mismo color, a modo de misionera o maestra, rodeada de docenas de mujeres negras, estas sin traje alguno. Una mujer, negra también, aparece desnuda colgada de un árbol con una soga blanca al cuello, mientras otra de cuclillas observa desde cierta distancia a una semejante en posición fetal.
Dice que su obra tiene una vertiente claramente “política” más allá de lo puramente artística. Estudió sociología antes de iniciarse en el mundo de la fotografía, a través de la cual ha encontrado una herramienta útil para reivindicar su “identidad negra”. La vida la ha traído de nuevo a África y reparte su casa y la mayoría de su tiempo entre Johannesburgo y Nueva York, dos ciudades que aunque a primera vista no se asemejen esconden muchas similitudes a todos los niveles, desde el urbanístico al social, pasando por un cosmopolitismo que viene de lejos.
No le importa mostrar su cuerpo desnudo. En Archival Impulse se quita la ropa para ponerse en la piel de las “nativas” que los misioneros europeos trataban de llevar por el camino del buen Dios, y para ser la imagen de la buena negra o la compañera del ama blanca.
“Me sentí que no podía someter a otra mujer para que tuviera esa experiencia y me interesaba mantener mi crítica con una metáfora”, explica. Para ello, tuvo que compaginar su tarea de modelo, “fotógrafa sujeto” y editora, teniendo que experimentar “en múltiples planos”.
En la otra muestra, la fotógrafa refleja el uso y abuso de la miseria, pobreza y situaciones de dramatismo de no-blancos que el objetivo de artistas occidentales han hecho y que en muchos casos les han permitido ganar importantes premios.
Como el sudafricano Kevin Carter, de trágico final también él, que tomó una fotografía que consiguió estremecer a medio mundo. Un buitre pendiente de un niño supuestamente moribundo en Sudán. Jackson se reserva ambos papeles, la del carroñero y del menor. Como juega ese doble protagonismo en la metáfora del asesinato de un detenido en Vietnam o de un hombre negro apaleado y ahorcado hasta la muerte.
Niño y buitre. Kevin Carter
'Enfermedad', Ayana V. Jackson
El resultado final, continúa argumentando esta artista, es el resultado de un proceso de fijación de su cuerpo al paisaje y a los otros personajes, que son ella. “La experiencia de la re-toma de esas imágenes ha cambiado mi relación y mi esperanza de que los espectadores acabarán teniendo mi misma experiencia”, afirma. Su última intención, es que como a ella misma le sucede, la visión de que una de sus fotografía llegue a “incomodar” al público, a “verse afectado de tal manera que examine el momento histórico en el que fue tomada la fotografía de referencia”.
Su biografía de estadounidense con fuertes lazos africanos, y no sólo de sus antepasados, le ha hecho reflexionar sobre su identidad. “Yo reclamo la negritud y negro está por supuesto ligado a ser de ascendencia africana”, apunta Jackson quien sin embargo, admite que huye de la “la pretensión de ser africana”. No tiene reparos tampoco a la hora de ironizar sobre los presuntos actos de beneficiencia con la población negra y se atreve a cambiar los papeles típicos, de niño blanquísimo beneficiado de la bondad de una famosa negra. Lógicamente, la estrella es Jackson, de nuevo, para romper estereotipos y pejuicios.
En este sentido, se cuestiona el sentido o el concepto de ser africana. “No hay ninguna identidad africana, hay múltiples subjetividades dentro de los 54 países que componen el continente”, afirma. Lo que sí que, a su juicio, no tiene contestación es que “la experiencia de vivir en un cuerpo negro es una cosa que todos los africanos descendientes comparten”.
Más allá de la negritud, hace una década Jackson viajó por Latinoamérica y de ese periplo salió African by legacy, Mexican by birth (Africano por herencia, mexicano de nacimiento), un proyecto multimedia que firma con el escritor Marcos Villalobos, y en el que se erigen como críticos con la conquista y colonización del continente americano y el consiguiente sacrificio de la cultura e identidad indígena.
“Toda la Humanidad es víctima de los males causados por el pensamiento racial”, concluye esta estadounidense que reivindica para los afroamericanos un papel más importante que el de simple “víctimas del colonialismo”, ya que “su cultura, su trabajo y sus contribuciones políticas” han sido esenciales para la construcción de Estados Unidos.
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